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Terapia para adolescentes rebeldes


Empiezo diciéndote que los seres humanos somos muy buenos para inventar. Inventamos situaciones, muchas veces inventamos conflictos y, en algunas circunstancias, también inventamos etapas. Por ejemplo, la adolescencia es un invento. Es una construcción social. Antiguamente solo existían tres etapas: la niñez, la juventud y la adultez. Hoy no, pues tenemos: primera y segunda infancia, niñez, pubertad, adolescencia, juventud adulta, juventud mayor, adultez, adulto mayor o tercera edad y ancianidad. Nos gusta fraccionar el tiempo de existencia, incluso, a la propia adolescencia se le ha hecho divisiones.


¿Qué es la adolescencia?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el período de crecimiento y desarrollo que conecta a la etapa de niñez con la etapa adulta en cada individuo, más específicamente entre los 10 y 19 años de edad. En esta etapa suceden la mayoría de cambios biológicos y psicológicos, como un conglomerado de procesos que acondicionan a la persona para convertirla en adulta.


La pregunta clave en este artículo es, ¿por qué en la adolescencia la persona se vuelve rebelde? Mejor dicho, ¿por qué tu adolescente es rebelde? Pues, debo aclararte que, no todos los y las adolescentes se vuelven rebeldes, una gran cantidad pasan esta etapa de manera equilibrada y algunos, ni siquiera notan sus cambios. Los chicos y chicas que se vuelven rebeldes en esta etapa de adolescencia, son quienes sienten los vacíos en el soporte familiar y social necesarios para ayudarles en sus procesos de crecimiento y desarrollo.


Un soporte familiar y social apropiado es importantísimo en la vida adolescente, porque contiene y brinda los elementos indispensables para amortiguar el impacto de los cambios que experimenta el o la adolescente, le permite canalizar sus recursos físicos, mentales y espirituales, y lo posiciona frente a sus grandes objetivos, hacia los cuales debe dirigir todos sus esfuerzos. Cuando en la edad adolescente la persona no tiene este soporte, se desequilibra en su desarrollo mental, físico y espiritual.


¿Cuáles son los componentes del soporte familiar y social?

Desarrollar estos componentes hace la mejor terapia de redireccionamiento mental para un o una adolescente rebelde. Muchos padres y madres buscan de manera precisa ciertas prácticas psicológicas, pero ninguna estrategia funcionará si no existe estas condiciones básicas. Si estos componentes ya están presentes en el ambiente familiar y social del adolescente, entonces contáctanos para recomendarte algunos detalles terapéuticos adicionales.


Primer componente: Niñez con disciplina.

Tus hijo o hija no apareció adolescente, primero pasó por la infancia y la niñez, luego se hizo adolescente. Por tanto, el primer componente que debe ofrecer la familia como soporte para el crecimiento y desarrollo del adolescente es un hogar con disciplina. La palabra disciplina proviene de discipular, quiere decir, imitar una vida, imitar a alguien, reproducir el modelo de carácter del maestro en una persona que está aprendiendo o que está siendo guiada. Este procedimiento de discipular se debe dar en la familia, prioritariamente en los primeros diez años de vida del niño o niña. Si este componente no está presente, es muy probable que en la adolescencia la persona experimente una serie de falencias en su comportamiento.


¿Cómo discipular? Esta es una pregunta que puede dar vuelta en tu mente en este momento, y con justa razón, porque es lo que más ausente está en las familias. Todos los padres y madres, de uno u otro modo aprendieron a castigar a sus hijos, pero no a disciplinar. Por ejemplo: ¿Qué haces cuando tu adolescente se equivoca o no te obedece? De inmediato castigas o piensas en hacerlo. Sin embargo, lo que tu hijo necesita es disciplina, mejor dicho, mostrarle o hacerle consciente en qué se ha equivocado, cuál ha sido el error que ha cometido, por qué es tan importante que corrija su error. Si castigas sin enseñar, sin dar explicaciones, solo eres un verdugo y no un educador o formador de tu hijo o hija. Muchas veces solo estás descargando tu enojo y a eso le llamas disciplina o corrección. La disciplina real educa, forma, ubica a las personas en un contexto, los orienta, les da herramientas para no volver a cometer los mismos errores. El padre o la madre que aprende a disciplinar o, mejor dicho, a discipular a su adolescente, tendrá el gusto de formar una persona adulta responsable, equilibrada y emocionalmente sana.


Para dejar más claro este componente, debo decirte que, para discipular a un adolescente de manera inteligente y efectiva, en el hogar deben haberse establecido reglas familiares muy claras, son los lineamientos que permiten una disciplina inteligente y deben ser cumplidas en primer lugar por los padres. Si el adolescente no aprendió a respetar reglas familiares en la niñez, psicológicamente ha desarrollado patrones que lo impulsan a rebelarse a todo aquello que no le gusta o que no le conviene acatar, aunque sea para su propio beneficio.


Segundo componente: Padres coherentes

Ten presente que todo adolescente desarrolla un alto sentido de justicia, sin que te lo digan, él o ella se convertirá en un juez y en su mente te hará sentar en el banquillo de los acusados una y otra vez. En la niñez pudieron no darse cuenta de tus conductas negativas, quizá las aceptaron creyendo que era correcto tu proceder; pero en la adolescencia, tus hijos comprenderán cuán equivocado o equivocada estás en la manera cómo guías o ejerces tu función. La mayor prueba de que eres un papá o mamá incoherente, es cuando tu mente solo se concentra en saber cómo corregir la rebeldía en tu adolescente, pero no te importa para nada analizar los errores que cometes en tu labor formativa. Posiblemente desarrollaste una obsesión por el respeto que deben darte tus hijos, pero olvidaste que dicho respeto no se impone, tampoco se exige, porque el respeto de tus hijos se gana. Cuando le dices a tu adolescente: “a mí me respetas porque soy tu padre o madre”, lo único que conseguirás es que tu hijo se ría en tu cara y se aleje más de ti.


Si quieres ser coherente, lo que le enseñes a tu adolescente, muéstralo en tus acciones. ¿Quieres que te respete?, respétalo tú primero. Sé amable, cortés y bien hablado con él o ella. Respeta su espacio privado, sus decisiones, sus gustos, su tiempo. Los adolescentes quieren sentirse respetados y tratados como personas que tienen valor.


Además, debes aprender a comprender sus emociones. Los adolescentes tienen derecho a enojarse como cualquier otra persona. Muchos padres han estigmatizado el enojo como si fuera algo malo; por el contrario, es totalmente normal que un adolescente se muestre enojado, lo único que hay que hacer es enseñarle a canalizar el enojo para que no sea autodestructivo, ni destructivo para los demás. Cuando las personas reprimen su enojo o no son capaces de expresar sus emociones se enferman. Si tú como persona adulta cuando te enojas empiezas a golpear las cosas o insultar y agredir a las personas, les estás dando un pésimo ejemplo a tus hijos; pero si cuando te enojas les dices a tus hijos: “esperen, estoy enojado, necesito un momento para calmarme”, luego sales al patio, respiras y calmas esa ansiedad que estás experimentando, le estás dando un ejemplo extraordinario de control emocional a tu adolescente. En conclusión, si le enseñas a tu adolescente que no cruce la calle cuando el semáforo está en rojo, tú muéstrale primero cómo se respeta esa luz.


Tercer componente: Un frente común

Es posible que todo lo que leíste hasta aquí no te guste, eso te sucede porque siempre buscas la medicina que sea de agradable sabor a tu paladar. Una persona deprimida llegó a mi consultorio diciendo: “ya fui a tres psicólogos y dos psiquiatras y no me han solucionado nada”. Cuando empecé a recomendarle los ejercicios terapéuticos para superar sus traumas empezó a refutarlo todo. Si quieres que tu hijo o hija adolescente aprenda a moderar su rebeldía, tómate el tiempo e invierte mucho esfuerzo en tu capacitación para mejorar tu comportamiento, porque ningún adolescente se vuelve rebelde si tiene padres que saben guiarlos apropiadamente. Todo hijo o hija adolescente moderará su rebeldía cuando sus padres proyectan una imagen grande y ejercen autoridad en la familia.


¿Quieres saber cuál es la estrategia más eficaz para desarrollar una gran imagen y autoridad frente a tu adolescente?, nada mejor que un frente común. Cuando digo esto, me estoy refiriendo a la armonía de comportamiento entre papá y mamá. Para un adolescente es tremendamente impactante la imagen que proyectan sus padres, si esta imagen es desagradable, ellos se sienten con derecho y el poder necesario para enfrentarse a la autoridad de sus padres. Si papá y mamá están enfrentados en sus órdenes, opiniones respecto a la crianza de sus hijos, se pelean o discuten permanentemente, los adolescentes ven puertas y ventanas abiertas para rebelarse. Reza un viejo dicho: “todo reino dividido no prevalecerá”, así mismo, si papá y mamá están enfrentados, su autoridad frente a su adolescente se desvanecerá y su imagen será tan pequeña que no será tomada en cuenta.


Cuarto componente: Dirección y sentido

A partir de los nueve años de edad, todo hijo o hija debe tener más o menos claro qué es lo que quiere en la vida, cuál es su gran sueño que quiere alcanzar en la vida, cuáles son sus talentos más resaltantes con los cuales puede triunfar y ser feliz. Si no le ayudaste a tu adolescente a descubrir estos aspectos importantísimos, es como un pequeño barco que navega en alta mar a la deriva. Si no sabe para dónde se dirige con su vida, no tiene dirección ni sentido en todo lo que debe hacer o le pides que haga. En esta condición, su mente es muy frágil, puede quebrarse y dejarse ocupar por patrones de comportamiento negativo que le producirán trastornos de conducta, lo que de una u otra manera lo harán sufrir y sufrirá la familia también.


¿Qué está buscando el adolescente? Qué es lo que busca con ansias. Qué es lo que desea. No lo puede expresar, probablemente no lo puede verbalizar porque tampoco lo está entendiendo. Pero tú como adulto deberías entenderlo. El adolescente está buscando su propia identidad. Necesita saber quién es. Necesita entenderse a sí mismo. Necesita saber para dónde va su vida. Esa búsqueda de identidad es un elemento fundamental en la vida de un adolescente. Para eso necesita comprensión de los adultos que están a su lado. Un día aparece con un peinado y al otro día con una ropa distinta. Un día le gusta una cosa y al otro día le gusta otra cosa. Un día está tremendamente entusiasmado con algo y al otro día ya no le gusta. Y los adultos en vez de entenderlos, empiezan a molestarlos, a retarlos, a llamarles la atención. ¡No hagas eso! Qué está haciendo tu adolescente, está probando peinados, ropa, porque de alguna manera quiere identificarse con algo o con alguien. Está probando y está probándose, y de alguna manera está intentando descubrir quién es. Con esas formas y cambios lo que está haciendo tu adolescente es descubrirse. Entiende que es su momento. Que no se va a peinar estrafalariamente toda la vida así. En algún momento se va a tranquilizar cuando descubra quién es. Solo si esos cambios son exagerados, entonces debes hablar con autoridad e inteligencia para poner límites.

 
 
 

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