Terapia de obediencia para niños
- Alexander Cruzalegui
- 6 nov 2020
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 16 dic 2020
En primer lugar, debo felicitar tu interés en este tema, porque es la lección más importante que toda mamá o papá debe enseñar a sus hijos, desde que estos son muy pequeños. Y, en segundo lugar, es necesario que tengas muy claro la diferencia entre: terapia para enseñar obediencia a los hijos y juegos para enseñar obediencia a los hijos.

Los juegos son muy buenos para enseñar el significado, importancia o valor de la obediencia, pero no hace obedientes a los hijos; sin embargo, la terapia sí logra centrar el comportamiento de los hijos y hacerlos obedientes. Los juegos enseñan la teoría, pero la terapia lleva a la acción. Cuando se confunde esta dinámica, la mente confunde los conceptos y el comportamiento se corrompe o malcría.
En este artículo me voy a ocupar sobre el tema de terapia para hacer que tus niño o niña sea obediente. Pero, como es terapia, no iré con rodeos y mucho menos voy a hablar de lo que te gusta o quieres leer. Recuerda que la medicina que cura, no es la que te gusta que te receten, por el contrario, es la que duele, amarga y tiene olor desagradable. Y con esta información pasa algo parecido, así es que, PREPÁRATE. El procedimiento terapéutico está dividido en dos partes, y son las siguientes:
PARTE 1. – Es indispensable que papá y mamá, si aún viven juntos, o quien esté a cargo en caso que sean padres separados, hagan una evaluación profunda de su propio comportamiento. Debes tener en cuenta que, el comportamiento de los hijos menores de 10 años, es el reflejo fiel del comportamiento de los padres; es más, si alguien quiere saber cómo piensa o cómo vive un papá o una mamá, solo hay que observar a sus hijos.
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Continuando con el tema, la importancia que tiene el comportamiento de los padres para sus hijos es capital, porque papá y mamá son la base para que los hijos puedan desarrollarse con equilibrio y lograr sus más caros anhelos o sueños en la vida. Si dicha base es firme, se impulsarán con fuerza y seguridad, confiados que lo que están haciendo se enmarca en el camino correcto; pero, si dicha base es inestable, producto de los conflictos e ignorancia en lo cual se encuentran envueltos los padres, los hijos encontrarán puertas y ventanas abiertas para comportarse mal. Un hijo o una hija, a partir del primer año de edad ya se da cuenta de las fallas de sus padres para usarlas y manipularlos. Son los padres los que se hacen los torpes, por eso los hijos sacan ventaja al menor descuido.
Por lo general, los padres buscan información de qué hacer con sus hijos para que se comporten bien, pero ellos no aceptan ser corregidos, como si supieran comportarse a la perfección. Recuerda, si crees que la educación es cara o requiere mucho esfuerzo, prueba con la ignorancia, y confirma las desgracias que es capaz de ocasionar. En esta primera parte de la terapia considera los siguientes detalles:
Imagen personal. – Muchos padres piensan que este asunto no tiene nada que ver con la terapia de comportamiento para enseñarle a los hijos a ser obedientes, pero se equivocan, porque un niño o una niña no es cualquier cosa, es una PERSONA, y necesita que quien lo dirige le proyecte una imagen agradable, que le haga sentir bien, entonces le brota de lo profundo de su alma el deseo de obedecer. Tu imagen personal no es como crees que te vez, sino como te perciben tus hijos. Dicha imagen personal tiene dos componentes sobre los cuales se desarrolla, son el vestir y el habar. La mayoría de padres y madres visten de cualquier manera, algunos siguen a la moda del momento, otros son descuidados y desalineados, y hay quienes se acostumbraron a vivir mal olientes. Todos estos detalles cuentan. Si a una mala forma de vestir le añades el hecho de ser mal hablado, pues ya completaste las condiciones básicas para que tu hijo no obedezca. Aparentemente, sí lo hará, cuando gritas, lo amenazas o lo golpeas, pero eso es una bomba de tiempo. Puede ser que explosione en la adolescencia, pero, puede ser que tu hijo o hija se vuelva tan testarudo que aun cuando lo golpees no te haga caso. Este segundo componente, eleva tu imagen personal y es muy necesario e indispensable que mejores tu manera de hablar, que tus palabras no sean torpes, soeces y subidas de tono, sino inteligentes, habladas con propiedad y personalidad.
Autoridad y poder. - Siempre habrás escuchado de estas dos palabras, autoridad y poder, ahora te enseño la dinámica para desarrollarlos y utilizarlos inteligentemente. La autoridad es un resultado de dos componentes: la imagen personal que ya leíste líneas arriba, y el conocimiento. Debes tener claro que, para tener autoridad frente a tus hijos, obligatoriamente la imagen que proyectas debe ser atrayente, una imagen que conquista corazones; pero, además, tienes que tener conocimiento, porque mientras más sabes, mayores son tus capacidades. Un papá o mamá debidamente capacitado, es más acertado o acertada en sus enseñanzas, correcciones y decisiones que toma. Eso lo valora el hijo o la hija y se siente bien obedeciendo. Y, qué hay del poder, pues bueno, el poder surge de la capacidad que desarrollas, a mayor conocimiento, mayor capacidad para hacer las cosas correctas; a mayor capacidad, mayor poder; pero ese poder no es para dominar, sino para servir a tus hijos; recuerda que la mejor forma de servir a tus hijos es formando su mentalidad ganadora, su buen carácter y elevando su autoestima. Como vez, si consigues posicionarte en imagen personal, autoridad y poder, pues el 70 por ciento de la terapia para lograr que tus hijos sean obedientes ya está hecha. Todo lo demás es complementario.
Identidad y autenticidad. – Este es un punto muy importante, pero en este artículo lo considero complementario para la terapia de obediencia, porque es algo que, si no lo enseñas tú, lo pueden enseñar los profesores o tus mismos hijos lo van a descubrir y desarrollar. Pero lo tratado en los dos puntos anteriores son vitales, porque dependen solo de ti, y si no lo haces como corresponde, deforma su manera de pensar, su carácter y autoestima para toda la vida. Por su parte, la identidad y autenticidad de tus hijos tiene que ver con cinco preguntas puntuales: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿para qué estoy aquí? ¿Cuánto valgo? y ¿para dónde voy? Debes guiar la mente de tus hijos para tener claro las respuestas a estas cinco preguntas, porque de ello depende la dirección que tomen en la vida laboral, el logro de sus grandes sueños y ser felices haciendo lo que mejor saben hacer y lo que más disfrutan haciendo.
Formación para la vida. – Muchos padres y madres tienen mentes torcidas, tienen ideas tóxicas, crían a sus hijos como si fueran de su propiedad, como si no fueran a crecer jamás, como si tuvieran que vivir bajo su techo y bajo sus cuidados. Debes tener en cuenta que, así como piensas, es como hablas y actúas. Cambia tu manera de pensar y cambiarán tus acciones y tus palabras. Por tanto, forma a tus hijos para la vida, eso quiere decir entrenarlos para la vida, que desde muy pequeños empiecen a probar sus fuerzas y capacidades haciendo cosas útiles, así aumenta su conocimiento, experiencia y se desarrolla sus fuerzas e inteligencia. No subestimes a tus hijos, una manera de hacerlo es mirarlos como indefensos e inútiles, y te esfuerces a hacer todo por ellos, les ofrezcas más ayuda y cuidados de los que necesitan, y torpemente los trates como recién nacidos.
Ejemplo de vida. – Educa no solo por palabra, atrévete a mostrarles con tu ejemplo lo que quieres que ellos desarrollen. Tus hijos necesitan ver con sus ojos el modelo de lo que esperas de ellos. Si les dices que sean aseados, debes serlo tú primero; si les enseñas a no mentir, muéstrales el ejemplo; si quieres que sean obedientes, ellos necesitan mirar cómo eres obediente a las citaciones del colegio de tus hijos, a las órdenes que te dan en tu trabajo, a lo puntual que eres a los compromisos que haces con tus hijos. Si tú fallas en todo eso, entonces eres incoherente frete a tus hijos, quieres que sean algo que imaginas, pero que no es real; así, tus hijos aprenderán a ser hipócritas y no sinceros de corazón. Podrías estar pensando como una madre que me hizo una consulta: “mi hijo solo tiene dos años y medio y se está portando muy mal, mi esposo y yo tenemos muchas peleas, pero nos cuidamos que el niño no vea, no sé por qué se porta mal”. Apreciada mamá o papá, los niños pequeños no necesitan ver tus peleas, ellos lo perciben en tu rostro, en tu voz y en la energía negativa que emites cuando estás en conflicto. Puedes secarte las lágrimas y lavarte la cara, puedes esforzarte para sonreír, pero lo que llevas por dentro se proyecta y no lo puedes esconder. Tú eres un referente para tus hijos, y ellos son tu taller de aprendizaje, tu motivo más inteligente para ser una mejor persona. Agradécele a la vida ese regalo divino.
Reaccionar positivamente. – Tus hijos no son perfectos, ni tú lo eres siendo adulto, mucho menos ellos que están formando su carácter y alineando su comportamiento. Aquí, debo preguntarte lo siguiente: ¿Cómo reaccionas frente a las acciones negativas de tus hijos? debes saber que hay siete formas que los padres reaccionan frente a conductas o acciones que consideran inapropiadas en sus hijos, te las escribo a continuación: gritar y amenazar, regañar y manipular, insultar y calificar, golpear físicamente, huir o abandonar, llorar y amargarse la vida, resentirse y guardar silencio. Te pregunto: ¿Cuál de estas siete formas de reaccionar utilizas con frecuencia? Debes saber que todas estas formas manchan tu imagen y degradan tu autoridad frente a tus hijos, cada vez que te comportas así, ellos te ven tu imagen más pequeña, deforme, débil y despreciable. ¿Quieres seguir así?, si quieres un cambio, pues hay solución, haz una consulta, estoy para ayudarte.
PARTE 2. – Si ya reflexionaste en la información que acabas de leer, si ya tomaste la decisión de mejorar en tu rol de mamá o papá, si ya trabajaste esos conocimientos y has obtenido mejoras, entonces lo que te voy a decir a continuación funcionará con tus hijos.
Evalúa si las acciones negativas de tus hijos son travesuras o desobediencias, y no te atrevas a lastimar a tus hijos apresuradamente. La travesura, por más daño que hagan, son motivo para impartir enseñanzas precisas, no para castigar; sin embargo, las desobediencias, todas se corrigen.
Obligatoriamente, tu cónyuge y tú deben formar un frente común ante tus hijos, que ellos vean que ustedes siempre están unidos y en todo. Si quieres confirmar si formas un frente común con tu cónyuge, responde estas preguntas: ¿tu cónyuge ocupa el primer lugar en tu vida?, ¿sabes si tú ocupas el primer lugar en la vida de tu cónyuge? Si la respuesta es, “después de Dios SÍ”, entonces tus hijos son bendecidos por tener padres que forman un frente común. Pero, si tu respuesta es negativa, entonces la situación es lamentable, tus hijos tienen la desgracia de tener padres disfuncionales, conflictivos y desinformados. Esto se muestra en la corrección, cuando tú quieres corregir, tu cónyuge te dará la contra y viceversa.
Aprende a hablar en serio. Tus hijos nunca obedecerán tu voz, hasta que comprueban que estás hablando en serio. Los niños y adolescentes en este tiempo, desean en lo profundo de sus almas tener padres que sepan hablar en serio, lamentablemente, la mayoría de los padres y madres de hoy son cualquier cosa disfrazada de padres, pero no lo que sus hijos realmente necesitan.
No caigas en el juego del cariño ciego, porque tu mente se nublará y tus ojos no podrán ver lo malo ni lo bueno que hacen tus hijos, lo peor, confundirás a lo bueno llamándolo malo y a lo malo, considerarlo bueno. Si a esto le sumas tu comportamiento sobreprotector o indulgente, entonces tus hijos ya están rematados. Toda madre o padre sobreprotector es un mal formador o guía de sus hijos, no sirve para educar, pues solo sabe pervertir.
Ahora te digo, toda familia necesita límites, donde no los hay el caos se ha enseñoreado. Los límites protegen, propician la armonía y la paz, y permiten el desarrollo de la confianza. Si leíste todo el artículo, te habrás dado cuenta que pensar en la obediencia de los hijos es mucho más que pensar en una palmada, ¿verdad? Aprende a fijar límites, si no sabes cómo hacerlo, estoy para ayudarte con estrategias sencillas.
Finalmente, corrige, y corrige a tiempo. La mejor forma de corregir es utilizando la disciplina como principal herramienta. No es el látigo, sino la disciplina. Esta palabra tiene estrecha relación con discipular, y todo lo que hice desde el principio es impartirte información profunda y práctica sobre disciplina, cómo discipular a tus hijos. Sino leíste todo el artículo, vuélvelo a leer. Toda esta información pertenece a una secuencia de terapias para lograr que los hijos sean obedientes, si quieres más datos precisos contáctame y tan pronto como lo hagas te ayudaré.
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